CRISIS, CRISIS, CRISIS….En los telediarios, en la calle, en las empresas…Es la palabra más usada en los últimos años. Desgraciadamente, no nos encontramos en nuestro mejor momento, y a todos nos salpica directa e indirectamente, o bien estamos desempleados, o bien tenemos familiares que han perdido su trabajo o empresa…Pero, si conseguimos relativizar el problema, veremos que la clave no es el compadecernos de nosotros mismos y caer en estados depresivos o ansiosos, sino todo lo contrario, la clave la tenemos en el coeficiente de optimismo.
Cada vez más aumentan los transtornos depresivos e intentamos solucionar el problema con más y más fármacos (hablaremos de ello próximamente). Entramos en una espiral de la que nadie externo nos va a poder sacar, porque la mecha la encendemos nosotros mismos una y otra vez. Cada vez nos sentimos más y más desmotivados, sin ilusión ni empuje. Pero párate y piensa : en la mayor parte de los casos, tenemos agua caliente al ducharnos, agua para beber sin tenerla que ir a buscar a kilómetros andando, dormimos en buenos colchones y si abrimos la nevera tenemos algo que comer. Esto que parece tan obvio hoy en día, ¡hay gente que no puede hacerlo! Con más motivo para alegrarnos si tenemos familiares y amigos que nos quieren, o has conocido el amor de pareja. Fíjate en los voluntarios que por ejemplo, cuidan a niños enfermos de cáncer terminal, ni siquiera cobran por ello y sin embargo desprenden una felicidad abrumadora. Y sobretodo…¡estamos vivos!
Sobre este tema os quiero citar unas palabras del archiconocido y excelente discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford, y que como sabéis, desgraciadamente una larga enfermedad le impidió seguir con una vida visionaria, llena de creaciones y ejemplar.
El problema es que cuando somos jóvenes, debemos hacer una inversión a largo plazo, y esa inversión debe empezar cuanto antes, porque deberemos luchar contra nosotros mismos. Os aconsejo que busqueis información acerca de cómo funciona nuestro cerebro, porque nosotros, los seres más «evolucionados», todavía nos regimos por muchos instintos de nuestros antepasados cavernícolas. Tu cerebro no va a querer que gastes energía en hacer deporte, va a querer que descanses, comas mucho y duermas más. ¿Por qué? Porque no es tan evolucionado como creemos, una parte de él vive anclado en las cavernas. Sí sí, LO QUE OYES, esto es culpa de nuestro cerebro reptiliano. La parte más primitiva de nuestro cerebro, que se encarga de los instintos básicos de la supervivencia-el deseo sexual, la búsqueda de comida y las respuestas agresivas tipo ‘pelea-o-huye’. Muchos experimentos han demostrado que gran parte del comportamiento humano se origina en zonas profundamente enterradas del cerebro, las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados. ‘Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo’, dice el neurofisiólogo Paul MacLean, del Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU.
Nuestro cerebro primitivo de reptil, que se remonta a más de doscientos millones de años de evolución, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige parte de nuestros mecanismos para seducir, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes. Es responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres (y es mejor que no derramemos lágrimas de cocodrilo por esto).
Así que, controlad vosotros vuestra mente y no que vuestro cerebro os controle a vosotros. No olvidéis en que nos movemos por emociones, no por la razón, así que provocad sanas emociones en los que os rodean. Y fijaos en aquellos que hagan lo que hagan todo les va bien, y aquellos en que hagan lo que hagan les va mal. ¿Cuál es la diferencia? Sin duda, su coeficiente de optimismo.
Os dejo una entrevista muy interesante en el programa «Singulars» al Sr. Emili Duró, el cual es el artífice de que hoy se hable del coeficiente de optimismo. Ha sido directivo de numerosas empresas, entre ellas Yoplait. Cuando las ventas de su yogurt bajaron, tuvo un amago de infarto, y este hecho le hizo reflexionar sobre su vida y lo realmente importante. A partir de ahí se dedicó a estudiar el coeficiente de optimismo y a divulgar sus conclusiones, que se usan como herramienta de motivación empresarial y personal. Os cuelgo también una conferencia en la cámara de comercio Gallega, os aconsejo que veais todas las partes, no tiene desperdicio.
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